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«El fin del mundo del siglo XXI, anticipado por ciencias en extremo empíricas, como la climatología, la geofísica, la oceanografía, la bioquímica o la ecología, pone a la filosofía –sobre todo, a los materialismos– en la posición de tener que decidir si, como lo hizo en el siglo pasado (cuando el apocalipsis podía asociarse, además de con el fin del capitalismo, con el triunfo de la revolución socialista), vuelve a incursionar en el discurso apocalíptico, devenido ahora profiláctico en lugar de revolucionario. La posición de la que Anders hace de maestro, como el “sembrador de pánico profesional” que dice ser, es la de un materialista oscuro, esto es, la de aquel que, como filósofo, debe decirlo todo o callar. Ahora bien: quien lo diga todo no podrá dejar de decir, cuando su tema sea el apocalipsis, que lo que caracteriza a toda catástrofe –así la predigan como inminente, con fines profilácticos, las ciencias más empíricas– es no dignarse a llegar».
Ad portas de cumplirse 80 años del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, y en el contexto de un mundo ya prácticamente acostumbrado a existir en el abismo, presentamos la traducción de este texto, escrito por Günther Anders en 1960, que puede considerarse antecedente del «giro ontológico» y, con ello, de las corrientes de pensamiento contemporáneo secular sobre el apocalipsis y la extinción. La «alteración metafísica» señalada por Anders, indicaba que el fin de los tiempos se invertía por un tiempo sin fin, un apocalipsis sin reino, sin culpa, sin cenizas, que hoy conocemos y experimentamos como un tiempo sin futuro. de cumplirse 80 años del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, y en el contexto de un mundo ya prácticamente acostumbrado a existir en el abismo, presentamos la traducción de este texto, escrito por Günther Anders en 1960, que puede considerarse antecedente del «giro ontológico» y, con ello, de las corrientes de pensamiento contemporáneo secular sobre el apocalipsis y la extinción. La «alteración metafísica» señalada por Anders, indicaba que el fin de los tiempos se invertía por un tiempo sin fin, un apocalipsis sin reino, sin culpa, sin cenizas, que hoy conocemos y experimentamos como un tiempo sin futuro.